jueves, 8 de agosto de 2013

Aprendiendo de la Muerte

Desafortunadamente hace poco se murió un familiar, un tío muy especial al que todos en la familia respetábamos y admirábamos mucho. Una de esas personas que realmente dejan una huella y muchas enseñanzas, pero no quiero escribir sobre él. Primero porque no me alcanzaría el papel, ni mis palabras serian suficientes para describir tantas cosas positivas que formaban parte de su esencia.

Quiero sentir y tratar de plasmar mis emociones y lo que yo personalmente siento cada vez que alguien cercano a mí se muere... me afecta o me mueve el corazón. Especialmente las misas, no sé que generan en mi pero es imposible contener las lagrimas por más que antes de entrar piense que no voy a llorar, o que este consciente que era lo mejor para esa persona. No sé qué pasa, pero hay algún efecto en mi, cuando se mezcla el sonido de los violines, la voz del cantante en el Ave María, la música en sí, y mi mente que va a cien mil revoluciones trayendo recuerdos, imagines, sensaciones, olores y emociones vividas con esa persona. Haciendo imposible contener las lágrimas.


Creo que pocas veces logro concentrarme en lo que dice el padre, hay veces porque dicen cosas que ni creo, pero muchas veces o en su gran mayoría es porque mi mente no está ahí, mi mente está ocupada en tratar de sentir lo que sienten los otros, estoy tan metida en el papel de esposa, hija o hijo del que muere que me distraigo del sermón o palabras que está diciendo el sacerdote. No sé porque creo que no soy solo yo, pero creo que varios tratamos de ponernos en los zapatos de los más cercanos, no como un acto de amarillismo, si no como un acto espontaneo y natural de solidaridad del ser humano, de los sentimientos buenos y originales que vienen con el ser humano.

Me pierdo, mi cuerpo está ahí pero mi cabeza volando, de repente aterrizo nuevamente y veo todo con claridad, como siempre lo he pensado, no le temo a la muerte. Siento que me conecto con la persona que se fue y siempre siento que está bien, hasta a veces creo que se burlan de nosotros, todos vestidos de negro y como un rebaño de ovejas haciendo lo mismo que los otros, llorar, sonarse y abrazar a los familiares. Pobres los que nos quedamos, somos nosotros los que sufrimos, no por la persona que se fue, no. Sufrimos por nuestra desgracia y nuestra desdicha de no tenerlo con nosotros. Cada cual carga su peso encima, ya sea por la palabra que no se dijo o por la amargura de haber o no haber hecho lo que se quería con esa persona. Ya no hay vuelta atrás, ya no hay otra oportunidad.

Nosotros acá en esta tierra, en esta iglesia, somos los que estamos tristes. El otro pasó a mejor vida y ya no sabemos más de él, trascendió de lo material a lo espiritual. No sé, ni nunca sabré a donde se fue. Muchos hasta llegan a cuestionar su religión y sus creencias, yo simplemente ni lo pienso, la cruda realidad es que no está.

¿Qué mensaje habrá detrás?¿Por qué tenemos las sensación que el que muere esta siempre mejor?¿Sera que todos sabemos que este mundo material no es lo más importante de nuestra vida?¿Sera más importante y agradable lo espiritual?¿Que se considera material?¿Que se considera espiritual?. No tengo las respuestas, pero tengo la sensación que cuando una persona se muere siempre nos deja sus cosas positivas, sus valores, sus enseñanzas. Lo que realmente importa en esta vida. Siempre extrañamos lo bueno de esa persona. Una vez no está, siempre recordamos lo positivo de esa persona. Simplemente puede ser una simple moraleja……


¡Enfoquémonos en lo Positivo! ¡YA! ¡Ahora!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario