Nunca he sido mega fan de la tecnología y no me afana tener
el ultimo gadget tecnológico, pero me gusta y aprecio considerablemente
la facilidad y los ahorros en tiempos que la tecnología nos brinda en el diario
vivir. De hecho, hoy en día no sería tan fácil trabajar y comunicarnos de la
forma tan rápida en que lo podemos hacer hoy con los teléfonos móviles a través
de una llamada directa, un email o algún tipo de mensaje en el celular.
Soy una usuaria activa en redes sociales y dependo un montón
del WhatsApp en mis dos emprendimientos. Agradezco que existan, pero dios mío
santo bendito confieso que hay días en que quisiera botar el teléfono por la
ventana y no estar tan disponible en el WhatsApp.
Y siendo super consciente y adorando tener esta aplicación en
mi vida reconozco que he sentido fatiga de tenerla. Desafortunadamente es un
arma de doble filo pues existen ciertas personas que no saben usarlo en horarios
adecuados, o muchas veces la cercanía con la otra persona hace que se sienta la
confianza para escribir a la hora que sea y no debería ser así, también tener
ese canal abierto permanentemente se proporciona el espacio para escribir
múltiples conversaciones simultaneas que acaban agotándolo a uno.