viernes, 26 de julio de 2013

Viaje con el Parche de mi esposo. "Los Socios"

Debo auto disculparme por tener abandonada mi escritura, pero no ha sido por falta de ganas, sino mas bien porque he estado por fuera bastante distraída. Estoy recién desempacada de Venezuela, ya que fuimos al matrimonio de un amigo de mi esposo que se casaba con una chama venezolana.

Gracias a este evento mi esposo y sus amigos, que algunos viven en diferentes partes del mundo, tuvieron una excusa para armar paseo y reunirse junto con sus señoras (los que tienen) y sin hijos. Ese era el pacto y así fue.


El día anterior a la boda los novios organizaron una fiesta en la playa con picaditas, tragos y buena música. Ahí empezamos a encontrarnos todos y celebrar lo felices que nos sentíamos por esta pareja y por estar nuevamente todos reunidos. Los solteros empezaron a escanear hábilmente a las chicas de nuestro vecino país y en pocas horas ya sabían cual está disponible y cual no para caerles o simplemente para tener el terreno tanteado para la fiesta del matri. Los casados tampoco se quedan atrás, con unas buenas gafas y su sombrero como quien no quiere la cosa, también aprovechan a recrear su vista en este agradable ambiente de playa.

No puede faltar el clásico partido de volleyball, donde sale a relucir ese macho que hay en ellos con un fuerte espíritu competitivo por ganar. Especialmente entre dos de los amigos, que ya es costumbre que nos diviertan a todos por su jocosa competencia. Lo que nadie esperaba es que delante de un público desconocido en pleno partido le bajaran la pantaloneta a uno. Un chiste entre pesado y divertido según el punto de vista. Pesado y muy pesado para el que lo sufrió y divertido para los otros. No por lo que hayamos visto sino por toda clase de comentarios que alcanzaron a salir después del incidente. A la larga nadie vio nada, pero dio bastante para la imaginación y para pegarse de un chiste tan bobo y reírnos toda la temporada.

Al día siguiente, llega el gran evento, las mujeres van a arreglarse y los hombres a medida que van estando listos se van encontrando todos en el lobby para tomarse un whiskey pre-boda. Ahí, todos ellos juntos de pantalón de lino y camisa guayabera aprovechan a tomarse la foto de amigos, de socios, como les gusta decirse. Qué lindo grupo y que alegres se ven cuando están todos juntos.

Justo en ese momento es cuando analizo y recalco la importancia de la amistad. Así como lo es para mí con mis amigas y lo comenté en Onces de Amigas. Así creo también que es importante para ellos contar con este parche de socios. No me cabe la menor duda que el novio se sintiera feliz que cada uno de ellos sin importar de donde vino fue a acompañarlo y a celebrar con él, su alegría de casarse.

Una vez paso la ceremonia, llegamos al sitio donde fue la fiesta y veo como automáticamente estos socios vuelven a prender su escáner y que hábiles son entre ellos para comunicarle al otro, sin palabras, si una chica esta interesante. También para reírse de algo que les llamo la atención, ya sea con miradas o muy discretamente con un trago en la mano y se van arrinconando para hablar de sus “presas”. Toda esta logística y miradas para terminar como siempre, el soltero enrumbado y sin chica en mano y vaya sorpresa, el que más tiempo lleva casado, el flaco del parche, fue el que conquisto a la estrella de la fiesta.

Valga la aclaración que la chica estrella se quedo con las ganas, porque antes de atacar a conquistar hizo sus averiguaciones y tristemente se entero que no estaba disponible. Gracias a Dios y a la dicha de la esposa del flaco porque su esposo y su relación fue respetada. Pero eso sí, unos bueno créditos para él y la satisfacción de saber que esta chica con altura de palmera puso sus ojos en el.

Aparte del tema de las niñas, que les genera un poco de ansiedad, esta la música y el baile. El matrimonio tuvo un excelente DJ y música buena no faltó. No entiendo porque siempre acabamos bailando en rueda y a empujones quieran o no quieran todos pasan al centro a hacer su “solo”. Obviamente con unos tragos se logran pasos que jamás saldrían en estado de sobriedad, pero nos divertimos bastante. Sin falta el mas payaso acabo con el tobillo desguinzado.

Cuando se acabo el matrimonio, tenían organizado un bus para llevar a la gente al hotel. Escenario perfecto para la recochita after party y espacio amigable para que el que quisiera dar unas palabras. El mas mariachi del parche, no sabemos de dónde, hasta logro dar un discurso en italiano, pero aparentemente todos entendieron, bajo los efectos del alcohol.

Al otro día y para terminar, almorzamos todos juntos nuevamente en la playa, algunos un poco disminuidos, pero nada que no cure una cervecita y buena actitud para pasarla bien. Aquí los queridos socios se despidieron ya que unos regresaban a sus trabajos y otros prolongamos nuestro viaje hacia una aventura en Canaima que de pronto más adelante les contaré.


Hasta Pronto!

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