lunes, 11 de noviembre de 2013

Dar o No Dar para no Malcriar

Últimamente he analizado un par de casos cercanos de mujeres a quien veo cómo el exceso de amor y consentimiento que han recibido en su casa les ha hecho también daño para llevar su vida hoy en día, en situaciones del diario vivir. Independiente de la situación actual de cada una y su proceso me han hecho reflexionar y observar que tal vez otras que han recibido menos toman sus decisiones y manejan los problemas de una manera mucho más sencilla vs las que han sido tan consentidas.

En mi propio caso me puedo incluir y acepto que los cambios fuertes como vivir por fuera, salirse de casa y la maternidad me han pegado mucho más duro que a otras. Pero bueno actualmente eso no me preocupa, ya el totazo de la maternidad lo asumí y estoy feliz, lo que me inquieta hoy es como delimitar ese exceso de amor que uno siente por sus hijos para no llegar a este “exceso” y terminar en el error.


Personalmente soy fan de darles todo el amor posible a los hijos y hacer las cosas con el mayor cariño, pero estoy convencida que los límites, el orden, la disciplina y las reglas son elementos fundamentales en la educación de los hijos, para que crezcan sanos emocionalmente.

Mi prioridad es formar unas niñas seguras y con carácter, para que el día de mañana sean capaces de tomar decisiones y resolver problemas principalmente, que veo que es lo que se basa la vida.

La teoría, o más bien mi teoría la tengo clara, lo que se me dificulta es la práctica. Es muy fácil caer en la sobre protección y más cuando están en periodos de mamitis aguda, delimitar se convierte en una tarea complicada. Ya sea porque uno se derrite ante sus gestos y miradas o por el extremo de no aguantarlos más. Sí, desafortunadamente hay veces uno como padre se siente agotado y cede con tal que se calle y lo deje a uno en paz.

Tampoco soy de la teoría extrema de educarlos con un súper nivel de exigencia para que sea la mejor. Odio los papas intensos y obsesionados por mostrar la sobresalencia de su hijo. En realidad y ya lo he dicho no me interesa que sobresalga. Prefiero una niña promedio pero feliz y segura, que la más sobresaliente y llena de inseguridades.

Por ahora solo quiero enfocarme en darles amor y mis herramientas de educación. Espero la vida me vaya guiando para hacerlo de una buena manera.


A mi hija y a la que viene: Las Quiero!!!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario