Estoy
en el octavo mes de embarazo, que en lenguaje de ginecólogos equivale a 35
semanas de un total de 40, que es como ellos llevan la cuenta y quiero plasmar
y dejar por escrito mis molestias, porque sé que más adelante o en unos años se
me va olvidar.
Aparentemente
las mujeres generamos una hormona que hace que uno olvide todo el dolor y malestares
que conlleva la maternidad. En el momento del parto, el cuerpo libera una
hormona llamada oxitocina, la cual
afecta la memoria llevándola como a una amnesia y hace que la mujer olvide esos
momentos difíciles.
En
este punto no sé si sea bueno o malo. Si es cierto que el cuerpo genera esta
hormona o algo pasa en nuestra memoria, considero que es necesario si uno
quiere tener otro hijo, pero peligroso andar olvidando tanta mierda que uno
come y llenarse de muchachitos.
Por
eso quiero escribir y dejar constancia de esto porque no sé si después de esta
segunda hija vaya querer un tercero. Debo dejar algún recuerdo en caso que no
quiera mas.
En
este embarazo y en este punto me siento realmente mal de mi espalda. Tengo un
fastidio intenso en mi zona lumbar que me impide agacharme, pararme y hasta
acomodarme acostada se vuelve un impedimento. No es el fin del mundo pero el día
a día acumula momentos de frustración al no sentirme ágil y al 100% de mí. El
peso de la barriga sumado al debilitamiento de mis músculos, en gran culpa a
tres meses de sedentarismo, sin ejercicio, consumida en el cuidado de mi primera
hija, han hecho que mi pobre espalda sufra las consecuencias.
Normalmente
este cansancio se acumula en la noche, empezando a sentir en este último mes
una leve hinchazón en mis pies y manos, y no quiero recordar la hinchazón de los
pies unos días después del parto. Ya sé lo que se me viene y lo recuerdo con
terror. Y ni hablar de las contracciones y sus intensos dolores.
Trato
de no pensar y recordar mi única experiencia hace dos años. Sé que en el fondo
tengo miedo. Tengo miedo al dolor, tengo miedo a no respirar bien, tengo miedo
a sufrir en ese momento.
Soy
consciente que es algo pasajero y no existe mujer que se muera literalmente por
el dolor, pero no deja de darme vueltas en mi cabeza. Por ahora le pido a Dios,
Madre Tierra, Yahvé o quien sea que nos acompañe, que por favor me ilumine, me
de paz y tranquilidad para dar lo mejor, para que mi segunda hija este bien y pueda
compartir ese momento tan íntimo con mi esposo, en familia y lleno de amor!
En hora buena! Sarah
bienvenida!!!
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