
Pero
sigo teniendo cierta inconformidad en mi relación con temas de alimentación y
me doy cuenta que no soy la única, somos muchos, inclusive creería que la gran
mayoría, a quienes nos cuesta inclinarnos por escoger una comida sana, una
comida que realmente nutra nuestro
organismo y le de la energía idónea para vivir.
Y
no es culpa mía, ni de mi mama, ni de mis amigos. Es el entorno el que nos está
empujando a consumir comida o más bien productos procesados. Son las empresas
quienes con su marketing y campañas publicitarias nos están atrayendo a
consumir productos que desplazan a los alimentos reales.
Y
como no caer seducido a la explosión de sabores, texturas y mayor aun a la facilidad que brindan varios productos
que conseguimos en el supermercado y nos facilitan todo el proceso que implica
la alimentación. Pues siendo franca mantener un hogar a punta de ciento por
ciento alimentos frescos y naturales es complicado.
Lo
que me molesta es que hemos sido la presa perfecta de ciertas empresas. Hemos
sido hábilmente seducidos por empresas que venden alimentos o productos
alimenticios cuyo real objetivo ni siquiera se acerca a la salud, en ciertos
casos nos alejan de la salud interfiriendo negativamente al desarrollo de
nuestro organismo.
Siento
que hoy en día con tantas facilidades que este mundo moderno nos presenta se ha
venido perdiendo la cultura culinaria de nuestros ancestros, que se trasmitía
de generación en generación.
No
soy nadie para decir que está mal o que está bien, pero si veo como hoy la
gente invierte poco tiempo en escoger lo
que le brindamos a nuestro cuerpo. Estamos ocupados en hacer, tener,
lograr, ser papas..etc. Y es nuestro cuerpo quien nos va a permitir hacer todas
las cosas anteriores, así que tenemos que cuidar de él si queremos seguir disfrutando tantas cosas.
El
cambio de hábitos requiere de un proceso de ajustes que solo se irán logrando
con el tiempo. Podemos hacer pausas y planear mejor que le vamos a brindar a
nuestro organismo. Cada quien en su casa decidirá y manejará su propio proceso.
Pero
me sigue inquietando el silencio de nuestra sociedad. ¿Por qué vemos campañas contra el tabaco, contra el
licor, contra las drogas y no contra ciertos productos que son dañinos?. Para
poner un ejemplo especifico. ¿Qué paso con el impuesto a las bebidas
azucaradas? La propuesta fue rechazada, claro está, generaría un impacto a los
comerciantes. Una vez más prima la economía sobre la salud pública.
Existe
un conflicto de intereses entre el dinero que hay de por medio y la salud de
cada uno de nosotros. Debemos luchar contra tantas enfermedades asociadas al
azúcar. Requerimos como sociedad
concientizar y apoyar en la educación de nuestros pequeños.
Nuevamente
invito a las instituciones educativas a promover el tema e incluir materias de
carácter obligatorio respecto al tema. También invito a mis amigos y familiares
a abrir una puerta que nos lleve a aprender de algunos consumidores que están
buscando salud y bienestar.
Buen provecho!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario