Tengo
guardada en mi memoria una típica escena familiar: los papas viendo el
noticiero de las 7:00 de la noche y uno entrando y saliendo del cuarto de ellos
mientras juega y revolotea por el apartamento. Por cosas de la vida en varias
ocasiones me topé con la imagen en la televisión de un señor recogiendo niños
en las alcantarillas de esta ciudad (Bogotá), sacándolos y ayudándolos a salir
de ese estado de miseria tan doloroso.
Puedo
recordar perfectamente el impacto que generaba en mi pequeña conciencia; una
mezcla de dolor al ver que otros niños como yo, la estaban pasando muy mal y un
sentimiento de profunda admiración a un señor que sin importarle nada estaba
entregando todo para ayudar a otros. Entregando su amor, su calor y dándoles
una mano para salir de ahí.
Ya
han pasado más de tres décadas de mis encuentros con el noticiero de mis papas,
y más cerca de mis cuarentas, la vida me pone en frente a este señor, a quien
conocemos como Papa Jaime. Él, sobrepasado en generosidad y amabilidad me
permitió acercarme y abrirme un espacio para conocer un poco más de su historia
y de su hermosa Fundación.
Papa
Jaime fundó la Fundación Niños de los Andes, una entidad sin ánimo de lucro en
1980, con el fin de ayudar a niños que se encuentren en situaciones vulnerables
y abandono, expuestos a grandes riesgos psicológicos y físicos.
La
Fundación hoy en día cuenta con diferentes programas y acompañamiento según
cada caso. Atienden niños con problemas de drogadicción, atienden niños que han
sido retirados de su propia familia por diferentes situaciones de maltrato, a
quienes ofrecen un servicio de internado, y junto con sus familiares trabajan e
intervienen para que el niño pueda volverse a reintegrar a su hogar original o
a un nuevo hogar.
El
grupo de trabajo de la Fundación está en permanente función de prestarles
servicio de salud, atención terapéutica, servicios pedagógicos, actividades
lúdicas y recreativas y cuentan con un programa especial de residencia de
egreso, para jóvenes que estén listos para salir a ganarse la vida por si
solos, siempre bajo el lema de “no les des el pescado, enséñales a pescar” de
Papa Jaime.
Por
la Fundación han pasado más de 85.000 niños, quienes se han beneficiado y se
han transformado en mejores seres humanos, gracias a todo el amor y apoyo que
reciben para redescubrirse, encuentren la paz interior y la alegría de vivir, alcanzando
a que muchos de ellos lleguen a cumplir sus sueños.
Hoy
en día estos jóvenes egresados son fuente de inspiración para otros. Una vez
encuentran su felicidad y su camino, quedan inyectados de ese amor y salen
cargados de agradecimiento, compartiendo
sus vivencias y aprendizajes con otros niños que necesitan ayuda.
Es
muy grande el impacto que tiene esta Fundación para la sociedad. Primero por
proteger a los niños de tantos males y segundo por las enseñanzas y
metodologías que se utilizan en la formación de los niños, enfocados en trabajar
en el SER. Siempre sembrando la semilla del servicio a los demás.
El
impacto es tan global que tanto estos niños, como cualquier ciudadano podemos
beneficiarnos y llenarnos de aprendizajes que se viven diariamente dentro de la
Fundación. Recordándonos que todos podemos ayudar y aportar un grano de arena a
nuestra sociedad.
Gracias
a Papa Jaime y Patricia González por fundar esta increíble institución, por su
generosidad, por su disposición y por su incalculable entrega de amor. No me
cabe la menor duda que Dios y la vida se los retribuirá.
“Lo importante es
Ser, para luego Hacer y por ultimo Tener”. (Charlas Papa Jaime)
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