lunes, 22 de enero de 2018

Ejercicio, Mente y Fuerza

Hay años en los que uno arranca con el pie derecho o con el pie izquierdo, dependiendo del ánimo, situación o momento por el que se está pasando; si vez el camino borroso o tienes claro a que foco apuntar.

Este año maravillosamente es uno en el que siento un gran entusiasmo por vivirlo intensamente y por dar lo mejor de mí en mi día a día para alcanzar mis objetivos, los cuales me he tomado mi tiempo para estudiarlos, planearlos y visualizarlos.


Tengo varios objetivos, en los cuales no me detendré y los dejo para mí, pero tengo uno muy común y podría decir que es con el que arranca la mayoría de gente: Hacer ejercicio.

Muchas veces nos hemos planteado este objetivo por simple vanidad, porque cargamos con un sentimiento de culpa por todos los excesos de las vacaciones y porque estamos empezando a coger la misma forma de todos los buñuelos que ingerimos en la Navidad.

Aquí radica el problema del asunto y la alta probabilidad de deserción de nuestro objetivo, al cabo de un tiempo. El ejercicio o actividad física que escojamos no puede venir de un deseo banal, el ejercicio lo debemos buscar por salud mental y por el bienestar que nos aporta a nuestra relación mente-cuerpo.

Cambiar el enfoque es lo que hace la diferencia para que sea duradero y realmente comprendamos porque es bueno mantener dentro de nuestras rutinas un espacio para la actividad física.

Cuando empiezas a medirte y a retar tus capacidades empiezas a poner a prueba tu cuerpo, lógicamente, pero más allá, tu mente. A medida que estás haciendo ejercicio empiezas a dirigir tus pensamientos en tus propias metas, buscas como concentrarte en tu objetivo físico y cuando alcanzas un logro más allá del cansancio o dolor es que te das cuenta de lo que eres capaz.

Este sentimiento de logro solo se puede entender cuándo se ha vivido. Una vez lo sientes probablemente el grado de compromiso contigo misma cambia para volverlo un hábito.

El ejercicio te enseña que puedes romper con tus propias creencias. Que los límites los ponemos nosotros mismos para bien o para mal. Que el esfuerzo mezclado con disciplina, dedicación y determinación son claves para lograr metas y esto lo podemos aplicar a todas las áreas de nuestra vida.


Realizar ejercicio frecuentemente nos da fuerza interior y nos empodera. Todo lo opuesto a lo que uno creería, nos llena el cuerpo y mente de energía. El ejercicio te saca de esa debilidad, pereza o zona de confort donde hay veces decidimos estar.

Gracias al ejercicio nos sentimos más vivos que nunca. Nos permite apreciar nuestro cuerpo que es nuestro vehículo para disfrutar esta vida. Agradecemos cada paso dado, cada pierna que tenemos y cada respiración que logramos.

El que corre o ha participado en alguna carrera o maratón y se ha dejado impregnar por esa energía colectiva de los participantes entiende lo que estoy hablando. Nada más gratificante que cruzar la meta sin rendirse, con gente capacitada o discapacitada a tu alrededor, con piernas o sin piernas, pero con la mente clara, enfocada y logrando metas.

Así que nuevamente arranco otro año con el mismo objetivo, pero cada vez con mejor claridad de porque hacerlo.

¡Levántate y a mover el culo!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario