martes, 17 de julio de 2018

Mama Full Time: a largo plazo no es tan buen negocio


Un día me desperté de mi burbuja de maternidad en la que estaba consumida y me di cuenta que este rol que me había enceguecido tanto no sería eterno, que había hecho una pausa en mi vida profesional por dedicarle todo mi tiempo a mis hijas pero me había olvidado de mi. Me había olvidado de mi vida profesional y ya ni siquiera tenía claro que quería hacer con ella.
No me culpo ni me arrepiento, en su momento fue la decisión que quise tomar y necesitaba estar con mis bebes porque tenía mucho miedo de soltarlas, sentía desconfianza que alguien no lo hiciera tan perfecto como yo trataba de hacerlo. No quería sentirme culpable si las dejaba, sentía que ellas me necesitaban todo el tiempo, pero tal vez era yo las que más las necesita a ellas junto a mí. Quería sentirme buena madre, necesitaba sentirme disponible para ellas.

Todas las mujeres que nos hemos convertido en madres hemos de pasar por la misma duda si trabajar o no trabajar. O al menos hemos tenido el interrogante en la cabeza ya que como todas sabemos, una vez tenemos hijos nuestra vida tiene un giro importante y queda marcada en lo que tanto oímos como “antes” y “después”.

Algunas lo tienen muy claro desde un principio, algunas no tanto. Hay factores que influyen en la decisión como el grado de satisfacción laboral del momento en que lo coge a uno la maternidad y/o la situación económica por la que se esté pasando en ese momento.
Habrá algunas que su mayor aspiración es ser mama y deciden dedicarse a eso completamente. Está perfecto. Acá no escribiré quien está bien o quien está mal, soy de la teoría que todo se vale y cada quien es libre de hacer lo que se le dé la gana.
Pero por medio de la escritura quiero examinar porque hoy no veo tan útil a largo plazo ser mama full time.
Asumiendo que las mamas que deciden ser full time, es porque tienen un esposo, marido, machuque, pareja, compañera, compañero, familiar, lo que sea, pero tienen ese “soporte” con quien toman una decisión en conjunto para que sea la madre quien se queda en casa cuidando o criando los hijos por “x” interés de por medio, pactando un negocio, el cual puede involucrar una ocupación lucrativa o no.
Muy pocas son las madres que tienen esta bendición de quedarse con sus bebes, de disfrutar el proceso de crecimiento de sus hijos muy de cerca y de estar ahí presente siempre para sus necesidades y cuidado. Definitivamente es una labor muy bonita, pero con muchos sacrificios.
Muchas veces las mujeres se entregan infinita y desmedidamente hacia sus hijos. Tienden a pensar primero en el resto del hogar que en ellas mismas, y lamentablemente su “negocio” resulta que no siempre cumple la función de “ocupación lucrativa”. El trabajo de casa no es tan simple como parece, no es remunerado, suele ser criticado y es poco valorado.
El tema de quedarse en casa y dejar por completo la vida profesional me parece hoy en día una idea romanticona de criar hijos. Claro que es muy especial en los primeros años poder estar ahí, como lo dije, es un privilegio.
Pero este post no está escrito con el corazón, ni los sentimientos, está escrito con la cabeza y la razón. La mujer tiene la misma capacidad intelectual, o hasta de pronto mayor, que el hombre, no veo porque deba estar como en deuda con nadie.
He visto mujeres que han dejado a un lado su profesión por criar sus hijos y si por alguna razón se separan quedan literalmente en el aire. Reincorporarse a la vida laboral es difícil y peor aún si lo que busca es emplearse. No es tan fácil encontrar un empleo después de tantos años inactivo, como tampoco lo es montar algo. Además señoras, te casas con uno, pero no sabes con quien te separas. No falta el que pela el cobre y empieza a tener comportamientos no tan comunes.
Separada o no separada la mujer debe trabajar. En un hogar donde la mujer trabaja todos ganan. Todos necesitan sus espacios, se minimiza el riesgo de concentración de ingresos y se equilibran las tareas. Es un negocio más ecuánime en todo sentido, por la parte económica, que no recaiga el peso solo sobre uno y por la parte afectiva, porque muchas veces los papas tienen que entrar a cargar un poco más ese peso emocional tan fuerte que son los hijos.
La mujer no debe tener sentimiento de culpa por salir a trabajar, hay que equilibrar el tiempo y sobretodo la calidad del tiempo que le podemos brindar a nuestros hijos. Podemos seguir inculcando los mismos valores trabajando o no trabajando. La mamá es el pilar de una familia y con ejemplo, disciplina y templanza transmitimos los valores y las enseñanzas en el hogar.
Adicionalmente no creo que un hijo vaya a juzgar a su mama por no haber trabajado o por haberlo hecho, siempre y cuando haya recibido el amor y la dedicación que se merece. De nada sirve trabajar descontroladamente y ser súper exitosa si tus hijos han sido criado por otra persona. Pero si se logra equilibrar la parte maternal con la vida profesional, puedo afirmar en primera persona que es un gran orgullo y ejemplo tener una madre trabajadora. A la larga lo que importa es el cariño y el amor que nuestra madre nos ha brindado. Pero el ejemplo arrasa.
El tiempo ha pasado y la vida me ha demostrado que los hijos van creciendo y van cogiendo su camino sin tener esa necesidad extrema que yo sentía por estar con ellas. Ellas y yo hemos tenido un proceso de manejar nuestros espacios y van ganando fuerza y seguridad de estar sin mamá, no precisamente porque las abandone. No. Jamás. Porque se han dado cuenta que ellas van pudiendo solas y que ellas serán las intérpretes de sus vidas, ellas forjaran su destino y yo seré un apoyo y una guía para ayudarles a encontrar su felicidad. Y yo voy aceptando esta realidad con un alivio impresionante, aprendiendo a soltar poco a poco y a afrontar cada nuevo reto que trae la maternidad.
Este año por fin he tomado acción y le he dado un vuelto completo a mi vida, he pensado en mí, en mis gustos, en mis necesidades y en lo que me hace feliz. Me he permitido ser feliz y disfrutar la vida de una mejor manera, he bajado la vara de medición tan alta que le ponía a todo y por fin me estoy re enfocando en mi vida profesional.
Llegar acá no ha sido fácil, pues he tenido que superar creencias y enseñanzas que tal vez hoy en día no comparto. Fui educada en un sistema donde se entrena a la gente para ser exitosa y me había desviado de mi corazón, me estaba preparando para ser una Gerente Financiera de una multinacional, pero tal vez la inmadurez del momento, la presión de los familiares y del entorno hacían ver esto muy atractivo y lo creí en su momento.


Hoy no sé si sea la maternidad o los años que le dan un poco de calma a uno, pero me he detenido a observar y darme cuenta que nada de lo anterior me llenaba el alma. Cumplía con muchos requisitos pero como persona no me aportaba.
No quiero volver a trabajar por trabajar, por ganar y acumular y gastar. Creo que tiene que haber una razón de fondo más atractiva para hacerlo. Porque existen otros que se beneficien con mi trabajo y porque yo disfruto hacerlo, porque sus sonrisas y su bienestar son mi mayor satisfacción. Claro que quiero ganar plata por trabajar, pero no puede ser mi foco o enfoque porque pierdo el rumbo. Ya perdí el rumbo una vez y no quiero volverlo a perder.
Soy consciente que me tengo que ganar la vida por mí misma, porque así debe ser y porque lo necesito. Pero quiero invertir mi tiempo en actividades que disfrute, que me aporten como ser humano y que yo les porte a otros seres humanos.
Así que futuras madres no dejen que las coja la maternidad sin plan. Tengan claro sus tiempos, o trabajen part time, pero no suelten del todo su profesión. Para algo la tenemos y es importante tenerla siempre a nuestro lado.




¡Bienvenido trabajo nuevamente!

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