Basta
con mirar las redes sociales y los infinitos requerimientos de las madres
buscando diariamente niñeras o personas que ayuden en el cuidado de sus hijos
para darse cuenta que es un tema complejo para muchas, ya que uno no quiere
entregar a sus hijos a cualquier persona.
En
mi caso particular he tenido diferentes perfiles de niñeras y a pesar que me
han ayudado mucho en su momento, ha sido difícil para mí adaptarme a este
“triangulo” de relación entre mama, niñera e hijos. No sé si porque he tenido
el privilegio de haber sido criada con nana espectacular, a quien adoro con mi
corazón (quien hoy en día después de treinta y seis años sigue con nosotros) y
me hace compararlas o inconscientemente tengo una vara de medición muy alta.
Sea
lo que sea, he decidido que mis hijas ya no tengan más niñera porque estoy
cansada de ensayar y porque me he tomado el tiempo de autoanalizarme y tratar
de entender que es lo que no me deja fluir en este triángulo.
He
visto casos de niños en que el vínculo con su niñera es tan fuerte, que prefieren
estar con su nana primero que su mama. No culpo a estas madres; seguro su
situación laboral no les ha permitido estar más presentes, como también hay mamás
que simplemente prefieren delegar muchos momentos especiales a una tercera
persona. Pero yo no. Yo quiero ser la primera, yo quiero que mi esposo y
nuestros familiares seamos su prioridad. Me aterra pensar en algunos niños
quien su mayor afecto le pertenece a alguien no familiar.
Muchas
veces llegan niñeras a nuestras vidas con buenas recomendaciones y seguro un
buen corazón, pero no deja de inquietarme su pasado, su crianza, sus
costumbres, el trato que debió recibir cuando niña…etc y tantas cosas que
realmente uno no sabe que me es difícil entregar a mis hijas. Creo que los
niños tienden a imitar a los adultos como su forma de aprender, permanentemente
nos están observando y tienen a repetir lo que ven. Por eso me gusta estar
presente, quiero ser una guía y saber que están creciendo con una educación
basada en valores, y lo más importante que tengan a un adulto emocionalmente
sano a su lado, que les transmita seguridad.
Es
solo ver a un bebe colérico en llanto y probablemente su mama no esté en su
mejor día, o como es normal agotada de la maternidad y al borde de tirar la
toalla. Pues estas personitas vienen con ese sexto sentido incorporado y
perciben todo lo que está a su alrededor. Son unas esponjas de la energía del
hogar. Por eso hay que mirar con lupa que tipo de energía extraña estamos
dispuestos a abrirle la puerta de nuestra casa.
Por
último y para no extenderme más en el tema. Hace muchos años recibí un consejo
de una psicóloga muy buena que manejaba una clase de estimulación de mi hija
mayor, quien siempre nos recalcó sobre la importancia de darle espacios a los
niños para que jueguen solos, para que potencialicen su creatividad. Los niños
no deben acostumbrarse a estar ocupados siempre con alguna clase, o con una niñera
que les hace o dirige la actividad, porque o sino ¿Cuándo van aprender a
defenderse solos?
Creo
que nuestra responsabilidad como padres es criar niños autónomos y hay que
empezar con cosas sencillas como brindarles algunos espacios al día para que
jueguen solos, a medida que su edad lo permita que vayan vistiéndose solos, que
aprender a comer solos y así sucesivamente…Pero teniendo una niñera en casa
permanente siento que empiezo a tener una interferencia mental entre lo que
quiero y lo que no quiero.
Solo
hasta este año que he decidido cortar el ciclo de niñeras, he podido entender
todo lo anterior. Me he dado cuenta que disfruto ver a mis hijas independientes
jugando, que el espacio de familia es otro y que la privacidad e intimidad de
nuestro hogar no tiene precio.
Aclaro
que soy consciente que tener una niñera tiene muchos beneficios y no todos los
casos son iguales. Adoro tener ayuda y aprecio mucho este trabajo. Simplemente
en mi casa se cumplió su ciclo y ahora es otra ayuda o enfoque que necesito.
Mucha suerte a
todas y que encuentren su triángulo equilibrado!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario