martes, 8 de noviembre de 2016

Algunos "Papitos" en plan de Victima

Me duele ver como ciertos matrimonios amigos, que sus integrantes también están rondando los 40 años, no logran superar sus dificultades y se acaban. Cada quien carga su procesión por dentro y así debe ser, pero me inquieta algunos casos en común donde el hombre es ahora el confundido y la victima del paseo.

No soy ni feminista extrema ni machista. Creo que cada quien debe hacer lo que lo hace feliz. Defiendo los derechos de la mujer, y aplaudo tanto a hombres como a mujeres, que logran equilibrar una vida profesional enfocada y una vida familiar sana. Definitivamente no es una tarea fácil mantener estos dos frentes en alto, pero lo importante es ser consiente y dar lo mejor para sacar sus necesidades y prioridades adelante.

Hoy en día con la mujer vinculada al ámbito laboral, el hombre ha empezado a asumir algún rol en el ambiente familiar, cosa que me encanta. Uno más, otros menos, pero en nuestros tiempos no es para nada raro ver a un hombre participando en la crianza de sus hijos y en diferentes labores domésticas, a diferencia de otras generaciones como la de nuestros padres o abuelos.

Normalmente los libros, psicólogos, parteras y familiares se han enfocado en la mujer y en todos los cambios físicos y hormonales que sufren las mujeres en el momento de convertirse en madres, y no es para menos porque siempre es bastante el impacto, pero es poca la atención que se le da al hombre en su paternidad.

Los hombres también asumen los cambios que se generan en la vida de la pareja y de las rutinas en casa, también sienten miedos y sobretodo sienten ese peso o responsabilidad de cargar con la familia y encima de todo, confieso, lidiar con nuestros contrastes emocionales que sufrimos recién paridas.

Algunos hasta se sienten desplazados, porque es la mujer quien naturalmente alimenta al bebe y su rol se limita a sacar gases (si es que la suegra que generalmente quiere ayudar lo permite) o simplemente porque su mujer está más pendiente del nuevo integrante de la casa que del marido.

Pobrecitos, realmente también la sufren, trasnochan, madrugan, trabajan y tampoco paran…tenaz, tenaz, tenaz…..pero es que no son los únicos, la mujer tampoco para y si quieren saber, seguramente se encuentra  peor de agobiada.

Y si nos ponemos en estas el muro de lamentaciones puede ser bastante amplio para cada lado, y es muy fácil empezar a caer en la acusación al otro y dejar que poco a poco el frío de la relación se convierta en un hielo difícil de romper.

Así que mis queridos nuevos “papitos” (como a las enfermeras les priva decirles) P I L A S! abran los ojos y dejen ya el papel de víctima que no les queda. Acá en esta olla estamos todos untados y hay que arremangarse. Si todos colaboramos el resultado puede brindar unas vivencias exquisitas. Ojala lo vean y se den la oportunidad de disfrutarlo. Los hijos no son para toda la vida.


¡Y Al que le caiga el guante que se lo chante!

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