Nací en Bogotá ya casi
hace cuarenta años, soy “rola”, como nos dicen a los Bogotanos. Vivo en Bogotá
y probablemente seguiré viviendo en esta ciudad lo que me queda de vida, pero
eso no lo sé todavía, quien sabe y tampoco es importante en este momento.

Ellos dejaron su familia y
su corazón en Medellín, en especial mi mamá. Así que desde que tengo uso de
razón no se nos escapó oportunidad para ir a Medellín y he pasado todas mis
navidades allá (menos una por estado de embarazo avanzado) en compañía de mis tíos,
primos y abuela, cuando vivía.
Recuerdo de chiquita
sentir cierta incomodidad cuando se referían a mí como la rola y siempre me llamaba
la atención como hacían sentir una marcada diferencia entre Medellín y Bogotá.
Cada vez que iba de visita
no entendía porque los paisas presumían de su tierra y su región, inclusive adolescente
internamente llegue a compararlos con el sentir supremo de los argentinos en Latinoamérica.
Confieso que tampoco era algo
que me atormentara ni nada por el estilo, pero nunca me detuve analizar porque
me molestaba. Simplemente me enfocaba en pasar mis días con mi familia y no
mas, visitar a la abuela, almuerzos en fincas, juego de navidad en familia,
apoyo alguna fundación…etc pero se me iban los días y nada más.
No sé si sean los años, la
maternidad o qué, pero empiezo a sentir que no me molesta, incluso aprecio como
me siento en esta tierra, mis sentimientos cambian de dirección y me es
indiferente si me dicen “rola”, si se sienten superiores, si son
regionalistas..etc.
Me siento cautivada
especialmente por la actitud de los paisas, su amabilidad y servicio es
impecable, son simpáticos, alegres, recursivos, trabajadores, madrugadores..etc.
generando así una hospitalidad única, contagiando a nosotros los turistas de su
hermosa cultura.
Observo aun más y me
siento encantada con la belleza de las casas, en especial las fincas, se ven muy
lindas y bien tenidas. Mantienen la “manga” cortadita, los jardines florecidos,
las casas bien aseadas y ni que hablar de la ciudad y sus excelente oferta de
servicios y sistema de transporte público.
Entiendo que esta belleza
que observo se debe a su cultura, a su persistencia y optimismo. Los paisas
tienen un gran empeño para trabajar y salir adelante, y adicional, que es lo
que más me gusta, tienen una facilidad
de expresión que me encanta, son
frescos y son auténticos.
Y es ahí donde me
identifico y hago click en su forma
de llevar la vida, encuentro MI malestar con la sociedad que me
ha rodeado y en la que yo he crecido y veo que las diferencias siempre
existirán, pero el proceso que yo señalaba como ajeno era un proceso interno
mío.
Así que aunque no sea paisa me identifico con este orgullo paisa, me identifico con sus sentido de pertenencia y me identifico con el amor por su tierra. Soy rola y seguiré siendo rola, pero las raíces son muy fuertes y agradezco hoy por tenerlas. Y como decían por ahí:
Digo con orgullo, “Yo
quiero a Medellin”
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