jueves, 17 de enero de 2019

Yo quiero a Medellin


Nací en Bogotá ya casi hace cuarenta años, soy “rola”, como nos dicen a los Bogotanos. Vivo en Bogotá y probablemente seguiré viviendo en esta ciudad lo que me queda de vida, pero eso no lo sé todavía, quien sabe y tampoco es importante en este momento.

Mi vida se desarrolla en Bogotá la capital de Colombia, pero no puedo negar mi conexión con Medellín. Mis papas son “paisas”, ambos de familias muy grandes, nacidos y criados allá. Mi hermana mayor alcanzo a nacer en Medellín, pero por trabajo mis papas se vinieron a vivir a Bogotá y acá nací yo y acá seguimos!


Ellos dejaron su familia y su corazón en Medellín, en especial mi mamá. Así que desde que tengo uso de razón no se nos escapó oportunidad para ir a Medellín y he pasado todas mis navidades allá (menos una por estado de embarazo avanzado) en compañía de mis tíos, primos y abuela, cuando vivía.

Recuerdo de chiquita sentir cierta incomodidad cuando se referían a mí como la rola y siempre me llamaba la atención como hacían sentir una marcada diferencia entre Medellín y Bogotá.

Cada vez que iba de visita no entendía porque los paisas presumían de su tierra y su región, inclusive adolescente internamente llegue a compararlos con el sentir supremo de los argentinos en Latinoamérica.


Confieso que tampoco era algo que me atormentara ni nada por el estilo, pero nunca me detuve analizar porque me molestaba. Simplemente me enfocaba en pasar mis días con mi familia y no mas, visitar a la abuela, almuerzos en fincas, juego de navidad en familia, apoyo alguna fundación…etc pero se me iban los días y nada más.

No sé si sean los años, la maternidad o qué, pero empiezo a sentir que no me molesta, incluso aprecio como me siento en esta tierra, mis sentimientos cambian de dirección y me es indiferente si me dicen “rola”, si se sienten superiores, si son regionalistas..etc.

Me siento cautivada especialmente por la actitud de los paisas, su amabilidad y servicio es impecable, son simpáticos, alegres, recursivos, trabajadores, madrugadores..etc. generando así una hospitalidad única, contagiando a nosotros los turistas de su hermosa cultura.

Observo aun más y me siento encantada con la belleza de las casas, en especial las fincas, se ven muy lindas y bien tenidas. Mantienen la “manga” cortadita, los jardines florecidos, las casas bien aseadas y ni que hablar de la ciudad y sus excelente oferta de servicios y sistema de transporte público.

Entiendo que esta belleza que observo se debe a su cultura, a su persistencia y optimismo. Los paisas tienen un gran empeño para trabajar y salir adelante, y adicional, que es lo que más me gusta, tienen una facilidad de expresión que me encanta, son frescos y son auténticos.

Y es ahí donde me identifico y hago click en su forma de llevar la vida, encuentro MI malestar con la sociedad que me ha rodeado y en la que yo he crecido y veo que las diferencias siempre existirán, pero el proceso que yo señalaba como ajeno era un proceso interno mío.


Así que aunque no sea paisa me identifico con este orgullo paisa, me identifico con sus sentido de pertenencia y me identifico con el amor por su tierra. Soy rola y seguiré siendo rola, pero las raíces son muy fuertes y agradezco hoy por tenerlas. Y como decían por ahí:



Digo con orgullo, “Yo quiero a Medellin”

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