lunes, 23 de marzo de 2020

Semana 1: Encierro de Coronavirus



Hoy completo solo una semana sin salir de casa, y por el momento se que faltan 20 días de encierro obligatorio decretado por el presidente de Colombia. Mi instinto me dice que serán más días o tal vez meses, pero en este momento no me importa pues no quiero poner mi atención en lo que falta de tiempo encerrados para afrontar esta situación que tenemos que hacerle frente a nivel mundial.

Coronavirus o Covid-19 que parece que técnicamente se llame así, es un virus que ha generado un cambio fulminante para todos, que casi en un abrir y cerrar de ojos y sin darnos oportunidad de asimilarlo nos ha cambiado la vida.

En Colombia, el gobierno decidió acelerar la cuarentena nacional con por ahora no tantos casos positivos confirmados versus inicio de cuarentenas de otros países y en mi opinión creo que hace bien, dado que la alta velocidad de este virus va en contravía a la disposición de los colombianos en hacer caso.

Hay momentos que por mas que uno tenga la mejor disposición es difícil de asimilar, no deja de doler las noticias devastadoras de Italia, lloré mis ojos con el aislamiento de los adultos mayores, pues se que en dos meses y medio mínimo no podré ver a mis papás ni tener algún tipo de contacto físico con ellos, me duele pensar en la gente que no cuenta con los recursos básicos para sobrevivir, tengo momentos de incertidumbre sin saber que va a pasar después de un mes o varios. Son muchos los miedos que me atrevo a decir que hemos sentido todos los seres humanos en esta tragedia universal.

Pero al mismo tiempo en esta semana de montañas rusas emocionales, me conmueve ver el amor que brota del ser humano: médicos exhaustos y atendiendo pacientes con la mejor disposición, gobiernos tomando medidas para llevar de la mejor forma posible un país, lideres económicos tomando hermosas medidas con sus empleados, organizaciones mundiales liderando estadísticas, y muchas otras cosas más a nivel mundial.

Sin embargo, lo que me detiene y atrae mi atención es la gente del común. Me encontré en un grupo chévere de Facebook un post que invita a la gente a escribir cosas positivas que encuentran al vivir esta situación del Coronavirus y encontré cientos de comentarios positivos enfocados en: volver a lo básico, disfrutar en familia, la importancia de la salud, cuidar el planeta, calidad de tiempo para disfrutar a los hijos, confiar en Dios…etc y muchas coas más, todas muy acertadas.

Los dos comentarios que mas me resonaron y quiero ahondar son:

Primero: “La colectividad esta primero que nuestras necesidades particulares”. En esta situación resulta indispensable que todos colaboremos. Esto no se trata de cómo puedo yo estar bien y que medidas tomo para YO estar bien. ¡No! Se trata que las medidas que tomemos o dejemos de tomar tienen un impacto en los demás. Si todos nos quedamos juiciosos en casa logramos reducir la velocidad de propagación del virus y de esta forma cuidar a nuestro sistema de salud. Parece muy fácil, pero también parece que no todos lo entienden. Todos absolutamente todos estamos viviendo lo mismo. No es momento para volverse martir, ni para justificar necesidades particulares disfrazadas por x, y o z. Colombianos: por favor no nos saltemos las reglas que nos ponen, no nos sintamos vivos por encontrar el hueco para hacerlo diferente. Es un llamado a la unidad, a colaborar, a pensar en los demás. Cuidémonos que de esta manera podemos cuidar a los demás.

Segundo: “Permite quitarnos las mascaras y dejar fluir nuestra esencia”. Tal vez debería dejarla de numero uno porque me encanta. Me deleita ver el lado artístico que puede tener cualquier persona. La tecnología hoy nos permite ver como cantan opera en los balcones de Italia, me encanta ver a un pianista en España y al milenial hablando con una claridad mental y una potencia personal increíble. Me gusta el contacto visual con los vecinos del edifico que tengo al frente, ya llevamos dos días saludándonos y no se quiénes son, ni me había dado cuenta que también tienen niños; me encanta ver como amigos chefs y restauranteros comparten sus recetas con generosidad y amor, amigos y entrenadores físicos compartiendo rutinas para ejercitarse en casa, gente ofreciendo ayuda voluntaria a adultos mayores que se encuentran solos, tengo un letrero a la vista de un edifico que dice “Sonríe, Canta, Todos somos Uno” y claramente me animó a cantar esta mañana y a poner música en mi casa y obviamente al largo rato termine bailándome unas buenas canciones de salsita en la mitad de mi apartamento despelotado en modo domingo, y luego descubrimos que había otra señora o mamá tal vez como yo, haciendo sus bailes sola por ahí detrás de su comedor.

Y eso es lo que me emociona. Todos somos artistas, todos tenemos una esencia divina que tenemos que dejar fluir, necesitamos liberarnos de tanto peso que nos hemos puesto encima.

Estamos viviendo un momento duro, difícil, retador, pero al mismo tiempo espectacular. Me aferro a “Dios” o a la energía divina creadora de este Universo y quiero creer que esto no apareció porque sí. Me convenzo que la humanidad ha sido llamada a recapacitar y a cambiar. Así que acepto el cambio y ya veremos como se va desenvolviendo este caos. Por ahora trataré de enfocarme en el amor y trataré de respirar cuando lleguen esos momentos de miedo y ansiedad.

A mis familias: esposo, hijas, papas, hermana y familia, familia Duque R, familia Z, a mis amigos que saben quiénes son,  a mi entorno cercano profesional, quiero decirles que los quiero. Siento el amor y el cariño de cada uno de ustedes. Me hace muy feliz tenerlos y espero pronto y no muy lejos poderlos abrazar fuertemente y si por alguna razón eso no pasa decirles una vez mas que los quiero. Me si siento agradecida por contar con ustedes.



Por ahora un abrazo virtual, mis oraciones y amor para toda la humanidad.
Malaca.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario